Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa, es el último libro que he leído, y siendo francamente sincera, esperaba un poco más, aunque sé de alguien que no estaría muy de acuerdo conmigo...
Cuenta la historia de Gabriela, una maestra de las "escuelas nacionales" (vamos, una funcionaria actual de pueblo en pueblo...) durante un conflictivo periodo de nuestra historia reciente: los años anteriores e inmediatamente poisteriores a la República de 1931 y sus consecuencias.
Narrado en una especie de diario autobiográfico del recuerdo, Gabriela rememora sus experiencias como maestra, y su sueño de llevar la cultura y la educación a los niños para convertirlos en hombres libres capaces de decidir y de soñar por sí mismos, en una lucha contra la ignorancia y la superchería que poblaba los pueblos españoles. Tejido en el mismo hilo argumental vamos conociendo su historia personal: su matrimonio con Ezequiel, otro maestro, el nacimiento de Juana, las mujeres que irán siendo participes de su vida, el estallido de la revolución, etc.
Fácil de leer, con una prosa fluida, asistimos a la caida de un sueño.
¿Por qué digo pues que me esperaba más? a mí me encantan los libros de "historias personales" que me hacen pensar en ellos más que como personajes literarios, como personas que una vez exiistieron y vivieron; por ejemplo, aún me pregunto como le irá a Andrea en Madrid (protagonista de Nada, de Carmen Laforet), que habrá sido de las hermanas del Café Babilonia o si el Cementerio de los libros olvidados aún segirá escondiendo secretos. ¿Cuál es el problema? que en este no he conseguido meterme en la historia, simplemente asistir a ella como espectadora, supongo que, por deformación profesional, me hubiera gustado más que se centrara en su papel como maestra y así verme un poco reflejada aunque sí es cierto que ese sueño de convertir la educación en un valor fundamental de la sociedad, es totalmente compartido.
Eso sí, me ha chocado sobre todo una cosa: Gabriela relata el interés y el entusiasmo con que los niños (y aveces no tan niños) desean aprender y como todo aquello que desconocen les sorprende y maravilla, y yo pienso: "sí, sí, igualito que mis alumnos que hacen competiciones a ver quién suspende más, orgullosos de su propia ignorancia, en fin..."
¿Y ahora? Cambiamos totalmente de género y me paso a El juego del ángel, y es que alguien muy especial me ha regalado El prisionero del cielo, y claro habrá que leerse este antes, ¿no? Supongo que muchos ya os lo habréis leído, ¿qué tal?
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