Cuando leí el año pasado Las tres heridas, de Paloma Sánchez-Garnica, pensé que estaba ante una de las mejores novelas que había leído en los últimos años: la sensibilidad con la que trata la guerra civil y sus consecuencias, el alejamiento de una maniqueísmo tan manido de héroes y villanos y esa presencia tácita y constante de la literatura ya presente desde el título, hizo que la recomendara a todo aquel que buscara una historia conmovedora y bien trabada.
Este año, en la feria del libro, paseando entre las casetas, de pronto un nombre de mujer llamó mi atención: Paloma Sánchez-Garnica, y su última novela: La sonata del silencio. Ya de por sí el título me parecía suficiente razón para comprarlo, pero por otro lado una duda se apoderó de mí: ¿y si no es cómo la anterior? ¿y si después de Las tres heridas, llega la decepción? ¿y si...? Bueno eso y que las casi 900 páginas que tiene el libro tampoco incitan a llevárselo en el bolso para ir leyendo...
Finalmente me hice con ella, en la versión ebook por el bien de mis brazos y de mi espalda, y he de decir que no me ha gustado, me ha MARAVILLADO. He terminado de leerla hace varias horas, y aún estoy conmocionada y conmovida, pensando en Marta, su protagonista, como si fuera alguien muy cercano a mí.
Sinopsis:
Marta Ribas tenía
un futuro prometedor cuando conoció a Antonio, pero una lealtad mal entendida
trastocará sus vidas. Cuando Antonio cae enfermo, Marta se ve obligada a
ponerse a trabajar, exponiéndose a las murmuraciones del vecindario y a la
indignación del esposo, humillado en su hombría. Pero a Marta se le presenta
una inesperada oportunidad que le permitirá salvar su propia supervivencia y la
de su hija, y encontrar, por fin, su lugar en el mundo.
La sonata del silencio
es una novela de pasión, celos y sueños anhelados. Es la historia de una España
de posguerra, de castañeras y carboneros, de cócteles en Chicote y de medias de
nailon de estraperlo. Es un edificio cualquiera donde la riqueza y la pobreza,
el triunfo y el fracaso solo están separados por un tabique.
Mi opinión:
En realidad creo que debría decir mejor mi sensación, porque esta novela no se lee, se siente. La sonata del silencio cuenta la historia de Marta Ribas y su familia, su marido Antonio Montejano y su única hija Elena, una joven de 18 años. La familia Montejano lo tenía todo para ser felices, amigos, posición, prestigio y sobre todo a ellos mismos, pero un giro del destino hará que los cimientos de su existencia se resquebrajen y cambien para siempre. La novela empieza ya en plenos efectos de ese "giro", y será a través de los recuerdos de los protagonistas y de algún flashback como conozcamos realmente qué sucedió, quiénes fueron los causantes y sus más oscuras motivaciones.
Junto a los Montejano, otra familia comparte el protagonismo de la trama: los Figueroa. Rafael Figueroa es el mejor amigo de Antonio, de hecho viven gracias a su caridad, pero tras esa ayuda se esconden un sinfín de traiciones, deudas, engaños y recuerdos mutuos, que marcan cada uno de sus pasos.
El argumento principal es la historia de Marta, una mujer que lucha por respirar, por sentir la libertad que toda una sociedad le niega. Cuando Antonio enferma, decide salir a trabajar para poder manetener a su familia y pagar el tratamiento de su marido, pero olvida dónde se encuentra, en el Madrid del 46 donde el único lugar para una mujer es "en casa y con la pata quebrada". Las habladurías y la humillación que supone para Antonio que su mujer le mantenga convertirá la vida de Marta en un infierno del que solo la música la puede salvar.
Frente a Antonio, y a la sociedad mojigata, hipócrita y chismosa que representan doña Virtudes (la mujer de Rafael Figueroa) y sus secuaces, aparecerá otra mujer que ponga patas arriba la existencia de Marta: Roberta Moretti, una italiana acaudalada e independiente que le ayudará a recordar a Marta quién es y sobre todo, de lo que es capaz.
Alrededor, una serie de subtramas se entremezclan con el hilo principal: Basilio, el hijo de los Figueroa, Julia y Virtuditas, sus hermanas, el violinista callejero Hanno, el juez Mauricio Canales o el profesor de piano Flavio Tassimo enriquecen un novela que cauitva desde el principio, te envuelve y no te suelta hasta el final, y !qué final!!! inesperado, increiblemente real, simplemente perfecto.
Si en Las tres heridas la literatura y la obra de Miguel Hernández subyacen como telón de fondo, en esta ocasión es la música la que ocupa un papel principal, con unas descripciones tan fieles que traspasan las letras para convertirse en sonidos y caricias.
Un gran acierto de la autora es la fidelaidad con la que se refleja el alma carcomida de una España rancia en la que las leyes de hombres y para hombres, los dimes y diretes, las apariencias y las vidas programadas ahogan la existencia de aquellos y sobre todo de aquellas, que aspiran a decidir sobre su propia vida.
Amor, intrigas familiares, secretos, mafia, mentiras y música componen una novela sólida, redonda que consagra a su autora como una de mis favotitas.
En definitiva es una historia narrada con una madurez que se hace palapable en el léxico cuidado y en un ritmo que hace que se haga corta la novela. Sí, sí, de las 900 páginas no le sobre ninguna, de hecho, yo me he quedado con ganas de más, gracias a unos personajes que se hacen más reales que ciertas personas de tu alrededor y una historia de esas que conmueven las entrañas y se quedan grabadas en el recuerdo, así que le voy a dar un..........10!!!! Imprescindible.
Me ha dejado tanto sabor que prefiero degustarla durante unos días y no empezar otra lectura inmediatamente, así que ya os contaré cuál será mi próxima parada.
Besos!!!!!